jueves, 26 de agosto de 2010

LOS PALACIO COLONIZARON CAPURGANÁ.


Solo a un paisa andariego y visionario se le pudo ocurrir, hace 30 años, que los terrenos baldíos que estaba escriturando la Caja Agraria en el municipio de Acandi tenían un potencial turístico.
Así era Don José María Palacio, un comerciante antioqueño que después de probar suerte en Riosucio, Choco, donde tuve prósperos negocios, se fue a probar suerte a Acandi cuando un incendio dejo en cenizas todo su patrimonio.
Sin dejarse amilanar y con una gran familia por la cual responder, acepto el reto de conquistar nuevas tierras en Capurganá, un corregimiento de Acandi donde solo había pantaneros y cultivos de arroz.
Al igual que muchos otros patriarcas antioqueños, don José María Palacio supo desde ese momento, incluso cuando Capurganá ni siquiera figuraba en los mapas, que este sería un destino turístico por excelencia.
Sin pensarlo dos veces llamo a su hijo Héctor Palacio a Medellín, le hablo del proyecto y lo motivo a viajar para que conociera la tierra que había adquirido.
“Yo estaba estudiando Economía en la universidad y luego de conocer Capurganá le aposte al proyecto de mi padre. Hice un préstamo y compre un equipo de sonido, un congelador y una planta eléctrica con las cuales nos dimos a la tarea de iniciar un pequeño hotel” recuerda Héctor Palacio, gerente de la empresa De Costa a Costa. Empresa que cuenta con dos lodges, Tacarcuna en Capurganá y Playa de Oro en Bahía Solano.
Así, a pulso de padre e hijo y con el apoyo de la comunidad y colaboradores que nunca han de faltar, levantaron las primeras 10 cabañas que más parecían bohíos con techo en palma de iraca.
Con el respaldo del capitán Jorge Mario Uribe, que volaba su avioneta particular, empezaron a llevar turistas de Turbo a Capurganá.
Héctor heredo la tozudez de su padre y gracias a ello, y al apoyo de Álvaro Uribe Vélez cuando dirigía la Aerocivil, este paraíso consiguió aeropuerto. Acto seguido llegaría Aces con sus vuelos permanentes, ruta que hoy cubre Aerolíneas de Antioquia (ADA)
Hoy, el que inicialmente se llamara Hotel Las Cabañas, es un hermoso Lodge denominado Tacarcuna, en homenaje a los indios cunas, nativos de la región.
“El nombre es en honor a los indígenas, a su cerro sagrado, a nuestra cultura que se levanta en lo más alto de la serranía entre Panamá y Colombia, retomando el nombre que estará siempre en la cima del Darién”, explica Héctor Palacio.
Con una capacidad para 100 huéspedes, el Tacarcuna Lodge cuenta con 35bcaba;as modernas con baño privado y aire acondicionado, un porche con hamacas, piscina con bar sumergido, restaurante con capacidad para 120 comensales, una exquisita comida y una atención personalizada.
La lucha a brazo partido con su padre justifica el futuro de esta empresa turística. Gracias a la visión de don José María, cientos de colombianos y extranjeros han podido disfrutar vacaciones inolvidables en este paraíso nacional donde la exuberante vegetación contrasta con el azul profundo del mar; donde abunda la comida de mar que expertas cocineras transforman en exquisitas viandas.

Razón tenía don José María cuando colonizo esta tierra.

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