sábado, 20 de agosto de 2011

CETÁCEOS



La vida animal abandonó el medio acuático. Como en una novela de misterio, hace unos 60 millones de años, los mesonichidos, una especie de pequeños cuadrúpedos carnívoros, inicio el regreso al mar y su reconquista. El paso de mamíferos terrestres a marinos significo drásticos cambios en sus cuerpos, se modifico la dentadura y los dientes se hicieron cónicos e iguales.

Después de millones de años de evolución se transformaron en los seres más grandes que habitaban la tierra. Estos animales, para algunos, camuflados y disfrazados de peces, tienen sangre caliente, respiran aire y las hembras paren sus crías y las amamantan. En lugar de pelo conservan el calor con una capa de grasa que les permite mantener la temperatura corporal elevada y constante, independiente de la exterior y ser habitantes de todos los mares, incluidos los polares.

La posición horizontal de las aletas de la cola y el movimiento de esta de arriba hacia abajo define su forma de nadar e impulsarse en el agua. Además los distingue de los peces que tienen las aletas de la cola en sentido vertical y la desplazan con movimientos horizontales. Avanzan a velocidades variables según las especies, los más rápidos pueden llegar a los 60 km/hora. Todos realizan grandes migraciones, unas denominadas tróficas para conseguir alimento y otras para cumplir funciones reproductivas o genéticas.

De sus antepasados se originaron también los mamíferos ungulados, lo cual significa que ciervos, bueyes y caballos, son “primos” de estos seres que Aristóteles clasifico como “monstruos marino”.

Tomado de Agenda del mar.



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